Con una mezcla de sorpresa, gratitud y una energía que desmiente sus 79 años, Dolores del Valle Castillo recibió finalmente las llaves de su flamante Chevrolet Onix, el auto 0 km que obtuvo como ganadora de los Números de Oro de LA GACETA. Jubilada, pero aún activa laboralmente y con una vitalidad que contagia, la mujer vivió una mañana inolvidable junto a su familia.

“Estoy contenta, realmente es una gran satisfacción. Agradezco a Dios este milagro porque que mi cupón haya salido entre 800.000 es increíble”, dijo con emoción, minutos antes de subirse por primera vez a su nuevo vehículo. También dedicó unas palabras de reconocimiento al diario: “A pesar de esta crisis económica, LA GACETA mantiene estos premios con un esfuerzo enorme. Eso es algo para agradecer”.

Para Dolores, el premio tiene un valor simbólico agregado. Trabajó toda su vida -y continúa haciéndolo-, pero siempre creyó que cambiar su viejo auto solo sería posible si ganaba el 0 km del tradicional juego. “Sigo trabajando porque me gusta, porque me mantiene activa, actualizada. Y este premio es una gran satisfacción”, expresó.

Su entusiasmo contagió incluso a quienes la rodeaban en la transmisión en vivo. Al recibir la llave, la primera reacción fue de asombro: “Me he asustado, es hermoso”, confesó al ver el auto estacionado esperándola. Ya adentro, acomodándose al asiento y aprendiendo cómo se arranca un vehículo moderno con botón, sumó entre risas: “El que maneja no paisajea, por eso generalmente prefiero viajar en micro o avión. Pero bueno, ya veremos”.

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La alegría también atravesó a toda su familia. Su hermana, presente en la entrega, destacó la perseverancia de Dolores. “Siempre fue muy trabajadora, muy luchadora. Somos una familia de gente que se esfuerza y ella lo demuestra cada día”. La propia familia protagonizó momentos emotivos y divertidos: desde el “jolgorio total” cuando se enteraron del premio hasta el grupo de WhatsApp donde anoche escribieron “Llegó el gran día”.

Pero no solo se llevó el auto: también ganó un televisor BGH de 43 pulgadas, que inmediatamente decidió regalarle a su hermano Daniel, gesto que sus seres queridos definieron como “muy típico de ella”.

Con la sencillez que la caracteriza, resumió su filosofía en una sola palabra: “Práctica”. Y dejó un mensaje para todos los jugadores: “Que sigan participando. Es un acto generoso de la empresa mantener estos premios cuando tantas otras se van del país o cierran. Yo voy a seguir jugando”.